La seguridad y la certeza es aparente. Lo sabes. Aun así, te gusta pensar que tienes el control de las cosas. Parcialmente lo tienes. Estás decidiendo leer esto. Estás decidiendo cada cosa que haces este día, hablar, no hablar, salir, quedarte en casa. Pero no decides si hoy no te toca el tráfico en la calle, no decides si te ganas la lotería mañana, no decides si financian tu proyecto, no decides si tu gato duerme contigo en cama, no decides si llueve, estallan los volcanes o si le interesas a la persona que te gusta.
Piénsalo, todo es pura incertidumbre y a ti solo se te da la opción de elegir cómo pensar, hablar y actuar ante lo que ocurre. Lo sabes, lo sé, lo sabemos. Pero no se lo digas al resto de personas. A ellas les gusta pensar que viven en un mundo de certezas y eso está bien. De no serlo vivirían en una constante persecución. La mayor parte de mi vida he vivido pensando así, que todo es seguro a mi alrededor. Es algo muy humano. Pero escucha, valiente, estás destinado a superar la parte más primitiva del humano para ser y hacer más. Para ello debes hacer a la incertidumbre tu mejor amiga.