Orfeo y su viaje al inframundo
Cuando Eurídice murió, Orfeo descendió al inframundo para recuperarla. Su música conmovió a los monstruos, las sombras y los jueces del mundo de los muertos. Cerbero, el perro de tres cabezas que custodiaba la entrada, su tumbó dócilmente. Las Erinias, que atormentaban las almas, dejaron de gritar. Hasta Perséfone y Hades, los soberanos del inframundo, se conmovieron. Hades le permite recuperar a su esposa bajo una condición: no mirar atrás hasta salir del inframundo. Orfeo fue tocando la lira, guiando a Eurídice, escuchando su eco y el rozar de sus pasos. En el último momento, antes de salir de las sombras, Orfeo dudó, se giró a verla y la perdió para siempre.